Antes de seguir... No olvides decidirte y entregarte...
Aquí estoy decidida, decidida y entregada al amor.
El amor que no conoce de bueno ni malo, el que toma a todo como lo que es, como amor y puede palpar allí donde hay falta de mirada con amor. Me entregué al amor como quien se entrega a lo que conoce inmensamente. Es que ya entendí la frase. EL AMOR NO ESPERA, ACEPTA... Si esperas, no estás presente... Y el amor no entiende de relojes de pared o de cocina, simplemente está PRESENTE.
Y sí, costó aceptar que la única brújula posible era la del corazón y que la mente estaba a su servicio. Escucharlo me hizo sentir el ser más inseguro del mundo, porque la verdad es que cuando empezás a escuchar todo lo que tiene para decirte, sentís todo eso que nunca antes habías sentido, rabia, bronca, desespero, todo se vuelve tan desconocido, tan terriblemente ANTIMANDATARIO, tan terriblemente "IMPULSIVO", por mencionar algunas de las sencillas palabras que llegan desde la mente para calificar eso tan desconocido llamado corazón. Aparece la carátula de MIEDO, y se posa sobre ESO, ESO que se llama corazón, que solo estaba ahí haciendo un recorrido paralelo, arreglándoselas sólo como podía en el huequito que por ahí podía usar para manifestar con el cuerpo todo eso que necesitaba expresar.
Ahí donde tomé pastillas por un resfrío, ahí donde me agarró taquicardia y terminé asustada en una guardia de un hospital, ahí donde se me cerró el pecho y pensé que me moría, ahí donde me quedé horas tirada en la cama con fiebre, sin entender por qué me enfermaba tan seguido, si el clima no cambiaba tanto. Ahí en esa cosa llamada corazón, puse mil prejuicios, puse primero a otros, me dediqué a esperar que otros hagan cosas u opinen sobre mí, me dediqué a ver que si otros hacían algo que realmente sentían entonces yo podía ver si me lo permitía también. Ahí en esa cosa, que era tan desconocida, había una oportunidad de ser única, de ser incorrompible, y tener la certeza de que todo lo que estaba sucediendo era amor solo si seguía sus pasos y le daba lo que me pedía, lo que me pedía a mí misma.
Imaginate si vinieras a mi encuentro, y yo en vez de preguntarte sobre tu vida y que me compartas tus curiosidades, mirara hacia un costado y le preguntara a otra persona, o a muchas otras, acerca de lo que vos podrías querer, o sentir, o experimentar, y si está correcto o no que lo hagas, o lo sientas, o lo experimentes? ¡¡¡¡ IMAGINATE!!!! ¿Cómo te sentirías? Mínimo quizás ignorado, y más aun, si eligieras quedarte en el encuentro entre ambos, hasta estarías eligiendo escuchar todo lo que yo digo, pero nada de lo que te pasa.
Y sí, no es nada sencillo aprender a escuchar que allí donde puse millones de otros primero, millones de "qué dirán los demás", había algo tan pero tan delicado, había algo tan pero tan hermoso, tan genuino y puro, que me estaba mostrando un camino totalmente distinto, totalmente iluminado... Y la verdad es que después de desconfiar tanto elegí acompañarlo, por que ¿¿¿¿quién mejor que yo que lo llevo a todos lados conmigo, va a poder darle a él lo que necesita para ser feliz???? La mente está al servicio del corazón, y un corazón acompañado en sus elecciones es un corazón nutrido, fuerte, confiado, seguro e imposible de vencer... Y te aseguro que cuando dejes de pensar que esto es un disparate, cuando dejes de pensar que si elegís con el corazón lo único que vas a lograr es sufrimiento y lamento, te puedo asegurar que esto es la cita a ciegas más linda de tu historia, es parte de conocerte y es UN VIAJE DE IDA. Los caminos son sinuosos, y cuando todo se pone oscuro, el único que sabe dónde tiene que estar y dónde buscar calma, es ÉL, dale lo que necesita y siempre te va a llevar al mejor lugar.
...Es único, es especial, es el corazón, cuidalo CON AMOR...
La Galería de Alira. Autora: Camila Pérez
