
¿Y si ponemos en palabras lo que ya no queremos?
Es muy frecuente en la consulta escuchar que es muy difícil comunicarle a los seres que uno más quiere que ya no se desea comer un alimento en particular. La mayoría de las veces esto sucede con la misma familia aunque también alcanza a grupos de amigos y entre otros a grupos de desconocidos.
Para alguien que inició su camino en la alimentación consciente y que realmente está buscando dejar viejas costumbres alimentarias que ya no le favorecen, hay encuentros sociales que comienzan a transformarse en un peso. ¿Por qué? Porque es tan fuerte el sentimiento de no querer comer algo que hace mal o que simplemente no se desea comer que ya el cuerpo no se lo puede callar. Y entonces aparece la necesidad de poner todo esto en palabras.
¿Y cómo le digo que no puedo comer eso?
¡No me van a entender!
Se van a burlar seguro...
¡Prefiero no ir!
¡No puedo decirles eso!
Hay un momento para todo, no existen los momentos perfectos, pero te aseguro que si buscás, siempre va a aparecer una ocasión para hablar esto, no te cierres, ponelo en palabras, comunicalo. Más de una vez del otro lado hay alguien a quien verdaderamente le interesa lo que te pasa y está totalmente deseoso de prepararte algo rico y que puedas comer.
Supongamos que esto no es así, que planteas tu situación y sucede lo contrario, no hay nadie disponible para prepararte algo y te tenés que llevar tu comida. Tampoco es malo el resultado, siempre hago énfasis en que el principal responsable de la alimentación cuando se es adulto es uno mismo y no los demás. Si te llevás tu comida, tené en cuenta que va a estar supervisada por vos y te vas a poder preparar lo que quieras.
Siguiendo la línea de las papas, en las fotos vas a ver dos platos que me prepararon especialmente para dos reuniones diferentes. El primero fue en la casa de una amiga colega que me invitó para su cumpleaños, estaba exquisito, increíble combinación de sabores. Y el segundo se ven unas papas al horno, muy parecidas a como las hacía mi abuela, también me las cocinó un gran amigo en otra reunión.
Ánimo! Tu cuerpo te lo va a agradecer! Respetalo!
Abrazo!
Daniela.